La abundancia nos la brinda el Universo a manos llenas, pero a veces nos aferramos a cerrar nuestras manos sujetando cosas que nos hacen daño: los miedos, los rencores, el pasado al que nos aferramos, todo eso nos impide recibir lo que está ahí para nosotros, pero no vemos porque tenemos cegados los ojos del corazón.

En muchas ocasiones la falta de perspectiva cierra nuestros ojos y perdemos consciencia de lo que tenemos frente a nosotros, nos dejamos cegar por la falsa abundancia y cambiamos la riqueza que llega junto con la espiritualidad por el plato de lentejas que nos da a cambio lo mundano.

¿Cuántas oportunidades no se nos han escapado por falta de atención? ¿Cuántas veces nos hemos dejado vencer por la idea de que los recursos son limitados y que si otro los tiene nosotros no podemos acceder a ellos?

La abundancia que nos brinda el Universo se encuentra presente frente a nosotros y se manifiesta de muchas maneras; sin embargo, no siempre somos capaces de verla, debido a que ocupamos nuestra mente con distractores que nos impiden ver con claridad, que nos cierran los ojos del corazón.

La perspectiva sólo se consigue mediante la distancia, imagínate a un pintor que se encuentra haciendo un bello cuadro, es muy detallista, él no ve la belleza del cuadro completo hasta que toma distancia del mismo.

Lo mismo pasa con nuestras vidas, dejamos de ver la belleza que nos rodea por concentrarnos en los detalles negativos, debemos aprender a tener pensamientos positivos.

El poder de la mente creadora

La mente crea y el hombre actúa en consecuencia, cuando vemos sombras solemos engañarnos respecto a la naturaleza de las cosas que las proyectan, en muchas ocasiones antes de investigar el origen de esas sombras nos atemorizamos.

La mente crea a partir de lo que ve y de lo que no ve, así como nos engañamos con las sombras, nos dejamos llevar por las ideas que nos hacemos sobre las diversas circunstancias o personas con las que nos encontramos por la vida.

Vivir en abundancia es vivir en la luz que dan los ojos del alma cuando vemos con una mente tranquila el valor de lo que somos.

Antes de continuar dite a ti misma, a ti mismo: Yo soy abundancia, Yo soy responsable de lo que interpreto, aunque no puedo elegir lo que viviré, yo puedo elegir cómo lo viviré.

Si te dices esto contantemente en poco tiempo se te abrirán los ojos del corazón y conseguirás lo que más deseas, un mejor trabajo, amor en tu vida, bienestar y paz, éxito en la vida, etcétera.

El lienzo de la vida

Si un pintor se concentra en los detalles de lo que pinta en poco tiempo, deja de ver cómo es que esos detalles se integran con el cuadro completo. La vida del hombre es un bello lienzo, pero la belleza del mismo no se ve con claridad si carecemos de perspectiva, reflexionar es tomar perspectiva.

Un verdadero ejercicio de reflexión implica ver cómo es que el fragmento se integra en el todo, es ver el lienzo completo y no sólo la manchita de pintura que se encuentra sobre la tela.

Como autor de tu vida lo mejor que puedes hacer es tomar distancia y ver cómo cada acontecimiento en tu vida se integra en ese hermoso ser que eres tú.

A veces nos concentramos tanto en lo que falta que no vemos lo que tenemos en abundancia, y entre lo que tenemos suelen estar las oportunidades para resolver los problemas que nos aquejan en la vida. Considera que la abundancia no es la falta de problemas, sino el poder para resolver lo que va llegando.

Un pleno llamado a la abundancia

Para hacer un llamado pleno a la abundancia es necesario tomar perspectiva frente a la vida que tenemos o llevamos, no hay que olvidar el todo en favor de la parte, quizá debemos dejar de lado hábitos que nos dañan.

Pensar negativamente es uno de ellos, quizá debemos aprender a ser agradecidos y no lo hemos entendido, una visión clara de la vida puede mostrar lo que hace falta y lo que sobra.

No se trata de minimizar los problemas, el llamado a la abundancia se trata de adquirir la serenidad y paz que necesitamos para ver las soluciones que la vida nos pone frente a nosotros.

Para hacer un buen decreto de abundancia, es importante comprender mejor ¿qué es la abundancia?, no hacerlo nos lleva a manos de charlatanes que sólo buscan aprovecharse de nuestra desesperación, cuando necesitamos dinero, trabajo o salud.

La abundancia se puede manifestar de mil formas, quizá lo que necesitamos para ser plenamente felices está frente a nosotros esperando a que abramos los brazos para recibirlo, en parte disciplinas como la meditación o el feng shui lo que logran es abrir nuestra mente.

Abrir los brazos es soltar las preocupaciones que nos aquejan para detectar las oportunidades que nos da la vida para recibir lo que más necesitamos: éxito, prosperidad universal, amor o felicidad ilimitados.

Hacer un llamado a la abundancia infinita, es una acción que comienza con la toma de distancia respecto al lienzo que es nuestra vida, es detectar qué es lo que queremos realmente, es hacer un trabajo de conocimiento de sí mismo y para eso es importante tomar la decisión de abrir la mente, aunque eso pueda doler.

5 Consejos para abrir los ojos del corazón

1. Tenemos que reconocer que la mayor parte del tiempo no sabemos lo que queremos o necesitamos más para estar satisfechos, la perspectiva nos muestra lo que hay en el corazón y lo que más deseamos tener.

2. Reflexiona por unos momentos de dónde vienes, en dónde te encuentras y hacia dónde quieres ir para ver qué es lo que debes decretar cuando haces un llamado a la abundancia plena.

3. Para hacer un buen decreto de abundancia y efectivamente recibir a manos llenas lo que por derecho divino te pertenece, comienza por tomar perspectiva respecto a lo que más te preocupa, responde ¿puedes hacer algo para evitarlo o solucionarlo? ¿Puedes hacer algo para vivirlo sin que te esté causando sufrimiento?

4. Los ejercicios de meditación para silenciar la mente ayudan mucho a tomar distancia y ver completo el lienzo de nuestra vida, el feng shui o disciplinas como el yoga o el tai chi también te pueden ser útiles para aprender a concentrarte en que todo pasa.

5. Recuerda que no estás aquí por casualidad, nada ocurre por casualidad, pero tu estancia aquí puede ser la causa de una vida mejor y maravillosa.

Medita y aprende a ver tu vida con la perspectiva debida, notarás que en ella hay más flores que espinas, la fragancia de esas flores se ve con los ojos del corazón.

Decreta, actúa, confía y espera